De todos los rincones de Delhi en los que he estado, el que más tranquilidad me ha transmitido ha sido Lodi Gardens. Se trata de un parque al que la gente suele acudir para desconectar de los ruidos, el humo y el agobio de la gran ciudad. Esta zona verde se encuentra muy próxima a la Embajada de España y alberga tumbas milenarias.
Durante la tarde de ayer me dejé caer por sus senderos, su césped plagado de graciosas ardillas y sus pequeñas colinas. El recinto alberga árboles de varios tipos, estanques y, como he dicho, templos funerarios en un estado bastante deplorable pero que le dan a los jardines un toque muy exótico.
En uno de los extremos del enorme recinto hay un restaurante-terraza, Lodi “the garden restaurant”, que destila clase por los cuatro costados. David y yo degustamos unos tés a la menta y un delicioso hummus con pitas en medio de ese paraíso terrenal. Otro de esos sitios por los que me dejaré caer con frecuencia para desconectar de la vida de la metrópolis.
Cuando cayó la noche nos acercamos hasta India Gate en donde había un concierto de homenaje a las fuerzas armadas con orquesta y bailes tradicionales. Allí se habían congregado un ingente número de asistentes y el imponente arco, iluminado con luz blanquecina, destacaba en la oscuridad como la luna en medio de la noche. Nuestro paseo fue relativamente breve, pues había que ir a casa a ver a Felix completar su hazaña, hazaña que me mantuvo despierto hasta más allá de la medianoche.
InDieQuito
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