Deir el Qamar

Al punto de la mañana íbamos de camino al norte, a la ciudad de Tripoli, cuando un amigo nos ha dicho que la ciudad se encontraba completamente cerrada por la celebración de El Eid, el fin del ayuno del Ramadán. Es una ciudad muy religiosa y por lo visto, se toman muy en serio y de forma muy entregada ese tipo de celebraciones. Lo mejor de todo es que todavía no habíamos salido de la ciudad así que media vuelta y hacia Deir El Qamar por recomendación de George.

Hemos comido nada más llegar un riquísimo Tabliyek Taouk, muy recomendable, con pollo, patatas y coleslaw, en una terraza en la plaza central de la ciudad de Deir El Qamar. Esta ciudad está enclavada en unas colinas y contiene un conjunto histórico digno de visitar, sobre todo por la cercanía a la capital. Una vez allí, hemos visitado la plaza central, el edificio del ayuntamiento y el museo de cera que contiene las figuras más importantes que han visitado el emplazamiento.

Tras pasar la tarde callejeando por travesías empredadas y casas antiguas de estilo medieval, que quizás sean más comunes en España pero que destaca mucho en el Libano.

Para regresar, hemos cogido un taxi ilegal, un Toyota Corolla de tercera generación, de los años 70, que se caía a pedazos, y hemos llegado a nuestro alojamiento, el Hilton, con ese coche, y se les ha quedado una cara de sorpresa a los botones para alucinar.

Para cerrar el día fuimos a tomar una cerveza con George a la zona de marcha de Hamra, otra de las áreas trendy de Beirut, aunque había menos ambiente que en Mar Mikhail, en nuestra opinión.

DieQuito

 

 

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